4 de agosto de 2014

Se tu propio guardaespaldas

Roberto Díaz no pensó nada cuando una furgoneta blanca se colocó al lado de su coche en una autopista… hasta que el conductor trató de echarle de la carretera. Díaz, acompañado de su mujer en el asiento delantero y de sus dos hijos, de 11 y 7 años, en los traseros, estaba desesperado por evitar un enfrentamiento con un loco, así que cogió la siguiente salida. Su adversario hizo lo mismo.
Como la furgoneta le seguía de cerca, Díaz se detuvo en el arcén con la esperanza de que el conductor pasara de largo. En lugar de eso, frenó con un chirrido de neumáticos, dio marcha atrás y trató de embestir el coche de Díaz.

“Pensé que había llegado el final”, dijo. “Mi hija y mi mujer gritaban”.
Díaz reanudó la marcha, zigzagueando entre el tráfico. Intentó girar de forma muy abierta, perdió el control y el vehículo dio una vuelta de 360 grados, con lo cual se detuvo en seco en un cruce. Cuando la furgoneta voló por encima de una acera y casi choca contra él, Díaz volvió a pisar el acelerador. Entonces vio una patrulla fuera de un pequeño centro comercial y se metió allí. Minutos después, detuvieron al otro conductor, que estaba borracho. Díaz jamás supo por qué había enloquecido.

Lo aterrador de esta historia verídica, que vino de un lector de Reader’s Digest, es que puede sucederle a cualquiera de nosotros. Todos somos víctimas potenciales de algún delito.

El teniente coronel Dave Grossman, ex profesor de psicología de West Point, ha entrevistado a miles de personas que han sobrevivido a situaciones de vida o muerte. Lo que tenían en común era una estrategia. “Habían decidido con anticipación lo que iban a hacer: huir, pelear o lo que fuera para sobrevivir”, explica Grossman. “Por lo tanto, en el momento de la verdad, no se quedaron paralizadas”.

Grossman no se refiere a vivir con miedo, sino a actuar con inteligencia. Por ejemplo, si vas a hacer un viaje por carretera, como era la intención de los Díaz, programa el GPS con direcciones de comisarías y hospitales. Con sólo pulsar un botón, podrás dirigirte a un lugar seguro.

Te ofrecemos algunos consejos para evitar o huir de situaciones peligrosas. Es todo lo que necesitas saber para convertirte en tu propio guardaespaldas.

Prepárate
Existen ciertas precauciones que todo el mundo debe tomar.

Mantente alerta

“Los delincuentes buscan víctimas fáciles, personas que andan distraídas”, afirma Thomas Taylor, especialista en seguridad que ha ayudado a proteger a todos los presidentes estadounidenses desde Gerald Ford. Entonces, toma la iniciativa. Si estás entre una multitud, cuídate de cualquier persona que “destaca por su comportamiento, su forma de vestir o su actitud”, aconseja Taylor. “Pregúntate: ¿quién me llama la atención aquí? Haz caso a tu intuición”.

El equipo de Taylor incluso ha puesto nombre a ciertos tipos sospechosos:

El Organizador 
Alguien que busca un objeto en una bolsa o en el bolsillo de su chaqueta, algo que la mayoría de las personas que están en un concierto o escuchan a un orador no haría. Tal vez se trate de una acción que realizaría un atracador justo antes de sacar un arma.

El equipo secreto 
Dos o más personas que no están juntas y se hacen señales por medio de gestos o con los ojos.

El gruñón 
Alguien a quien los demás evitan por su conducta, su olor o su forma de vestir.

El inspector 
Una persona que está atenta a los elementos de seguridad en lugar del evento.

Lleva “dinero para atracadores”

Kathy Ortwein* esperaba sola en una parada de autobuses en Nueva Jersey (Estados Unidos), cuando una pandilla de adolescentes le arrebató el bolso y huyó. Indignada, corrió tras ellos, lo que le valió que le dieran un golpe en la cabeza con un rollo de monedas y la lanzaran violentamente contra un coche. No sufrió heridas graves, pero aprendió algo. “La mejor forma de defenderse de un delito como este es no defenderse”, afirma. “Cuando llegó el autobús, debí haber pedido al conductor simplemente que llamara a la policía”.

Tony Blauer, director general de Blauer Tactical Systems, especializada en entrenamiento en seguridad personal, está de acuerdo. De hecho, aconseja que, cuando te encuentres en un ambiente en que sea posible que te atraquen (un barrio inseguro o un país extranjero), lleves “dinero para atracadores”. Guárdalo en el monedero, separado de otros objetos valiosos, o en un bolsillo externo donde puedas acceder a él rápidamente. Si te asaltan, entrégalo. Si te dan una paliza, busca un sitio donde haya césped o incluso siéntate en un banco para disminuir las lesiones en caso de que te desmayes.

“Sin embargo, por lo general, cuando entregas el dinero”, afirma Blauer, “el atracador se dará por satisfecho y huirá”.

Prepárate para  Reaccionar

Cuando te veas amenazado, ten en mente estos consejos.

Si te atacan

Grita “¡Fuego!” no “¡Socorro!” La reacción instintiva de la mayoría de los transeúntes cuando oyen la palabra socorro es la propia conservación. “Piensan de inmediato: no quiero acercarme demasiado a eso, porque suena peligroso”, afirma Blauer. La palabra fuego, sin embargo, provoca una respuesta muy diferente. La mayoría de la gente piensa que pueden hacer algo al respecto, o, por lo menos, su curiosidad los impulsa a investigar. Como sea, conseguirás ayuda.

Durante un intento de allanamiento

Si un ruido extraño te despierta a altas horas de la noche, no enciendas las luces, advierte Mark Safarik, ex criminólogo del FBI. Disminuirá tu visión nocturna. Además, si te encuentras cerca de una ventana, un intruso en potencia podrá asomarse y sabrá al instante dónde estás. En lugar de eso, llama al teléfono de emergencias inmediatamente, luego pulsa el botón de pánico en el mando a distancia de tu coche (la mayoría cuenta con uno). Es capaz de disparar la alarma desde una distancia de 10 a 20 metros, y el sonido tal vez asuste al intruso y lo haga huir.Por cierto, puedes tener un perro que ladre fuerte, o un simulador de ladridos.

Cuando un extraño está a la puerta

Debido a que los criminales recurren con frecuencia a alguna treta para lograr entrar en una casa, como llevar uniforme o decir que van a hacer una entrega, exige siempre una identificación, aunque se trate de la policía. Y haz que te la enseñen por la mirilla o una ventana, dice Safarik. ¿Aún tienes dudas? Pídeles un número de teléfono para que puedas verificar que realmente sean quien dicen.

Si te secuestran

Ésta es una de las situaciones más peligrosas, opina Safarik, “porque estás tratando con un tipo de delincuente mucho más organizado, que probablemente haya planeado la acción y te lleve a un lugar donde sufras lesiones graves o te asesinen”. Para protegerte:
Reacciona con el máximo de resistencia al principio: “No permitas que el secuestrador logre controlarte”, dice Safarik. “Puesto que probablemente ocurra en un lugar público, es el momento de mayor vulnerabilidad para el criminal y tu mejor oportunidad para sobrevivir. Grita, lucha, haz lo que sea necesario para escapar”. Si el agresor tiene arma, sopesa el riesgo de que la use y la importancia de actuar rápidamente.
Si vas en coche, provoca un accidente: Si te encuentras en una situación que te impida contraatacar (el secuestrador está en el asiento trasero y te apunta a la cabeza con una pistola, por ejemplo), origina un accidente de poca importancia en una calle concurrida. “Cuando chocas con otro coche, logras tener público al instante”, asegura Safarik, “y el ladrón por lo general huirá”.
Si te encierran en el maletero, busca el mecanismo de apertura del seguro: los modelos más nuevos tienen una manija de seguridad dentro del maletero que la abre. Si no la encuentras, rompe o saca a patadas la luz trasera y agita la mano o el pie para atraer la atención.

Durante un intento de violación

“No existen respuestas hechas cuando te enfrentas a una violación”, afirma Taylor. Y cualquier cosa que hagas puede empeorar una situación ya de por sí mala, así que es importante confiar siempre en tus instintos. Sin embargo, te conviene tener en cuenta estos consejos de encontrarte en tal circunstancia:
-Toma nota de cómo va disfrazado el asaltante: “Si lleva tapada la cara”, asegura Safarik, “probablemente tenga el propósito de dejarte con vida porque no quiere que logres describirlo a la policía”. Si no la lleva cubierta, entonces la situación quizá sea más peligrosa, y debes pensar en arriesgarte más para escapar, aconseja Safarik.

-Resiste pasivamente con lenguaje corporal: mantén las piernas juntas y los brazos cruzados para mandarle al sujeto señales sutiles de oposición.
-Destrúyele su fantasía idealizada respecto a la novia: “Muchos de estos tipos tienen una fantasía sobre la violación que debes destruir”, señala Safarik. “Haz que vuelvan a la realidad diciendo ‘A tu novia no le gustaría esto’, ‘No me gusta esto’, ‘Me estás haciendo daño’, básicamente cualquier cosa que cambie su percepción de lo que piensa es una situación apasionada”.

Ensaya

¿Cómo se supone que vas a recordar todos estos consejos en el calor de la batalla? Ensaya para enfrentarte a los peligros.

Practica marcar el teléfono (y hablar por él)

¿Te has preguntado alguna vez por qué el rostro de las personas palidece cuando tienen miedo? Se debe a que los mecanismos de defensa del organismo desvían el flujo de sangre de la periferia al centro. Esto provoca la pérdida de habilidades motoras finas, así que los dedos, e incluso la lengua, tal vez no funcionen tan bien como siempre. Por eso es importante no sólo practicar marcar el teléfono para pedir ayuda en una emergencia, sino también ensayar lo que vas a decir (por ejemplo, “Llamo de la calle X… Envíen ayuda”). La práctica convierte el proceso en algo mucho más mecánico y menos susceptible al estrés. Así que desconecta el teléfono de casa y obliga a tu familia a hacer el ejercicio. Luego, repítelo con sus teléfonos móviles (apagados), y recuérdales que marquen el número de emergencias y Enviar.
“Los operadores de la policía con quienes he hablado reciben lo que conocen como la llamada telefónica obscena de un anciano”, agrega Grossman, el ex profesor de psicología de West Point. “Se trata de una persona mayor que está tan asustada que no puede hablar. Los operadores sólo oyen una respiración agitada. El momento de pensar en qué hacer no es durante una situación de vida o muerte. Para entonces, debe ser automático”.

Realiza un simulacro sobre una situación de violencia

Los colegios, los negocios e incluso algunas viviendas llevan a cabo periódicamente simulacros de incendios. Grossman sostiene que debemos agregar a la lista “simulacros de violencia”, en los que se definen y se ensayan las rutas de huida y los planes. Comenta con tu familia lo que debe pasar si alguien entra en tu casa: por qué ventana salir, qué objeto usar para romper la ventana, dónde esconderse. “Existe la tendencia a creer que en tales situaciones estaremos a la altura”, asegura. “Pero no es así. Más bien bajamos al nivel de nuestro entrenamiento”.

Grábate escenas de película

La caja tonta no es tan mala: puedes prepararte para reaccionar a situaciones peligrosas viendo películas y televisión. Grossman explica que el cerebro contiene “neuronas espejo” que se disparan como reacción a respuestas observadas, como si las estuviéramos realizando en verdad. Así que, si un personaje en una película rompe una ventana con una silla y ayuda a unos niños a ponerse a salvo, reproduce la escena unas cuantas veces y ensáyala mentalmente. “Sé el héroe de tu propia película”, dice Grossman. “Di: si alguna vez me encuentro en esta situación, eso es lo que voy a hacer. Así es cómo se preparan los militares y los cuerpos de seguridad”.

Graba instantáneas, no películas

¿Te has preguntado alguna vez cómo pueden quedarse en sus puestos durante tres horas los agentes del Servicio Secreto sin divagar? Están ocupados tomando instantáneas mentales de su entorno e identificando a cualquiera que pudiera presentar un problema. Entrenan para mantenerse concentrados, y tú puedes lograrlo también con este ejercicio:
Coloca una baraja sobre una mesa. Tan rápido como sea posible, da la vuelta a las cartas una a una. Cuando salga una sota, ponla boca arriba. Cuando salga un nueve, colócalo a la derecha de la sota. Cuando veas un tres, ponlo a la derecha del nueve. Tira todas las demás cartas sobre tu hombro: esas no importan. Baraja las cartas y vuelve a empezar.
“Es imposible pensar en cómo juegas al golf o cualquier cosa cuando haces esto”, explica Taylor. “La mente se concentra totalmente en cada carta y en el ahora”. Así debe ser cuando te encuentres en una situación de peligro.

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